Ecuador: el Jorge Glas fue hospitalizado en plena crisis diplomática con México

El exvicepresidente de Ecuador Jorge Glas, capturado durante una irrupción policial en la embajada de México en Quito, fue hospitalizado este lunes por negarse a comer en la cárcel de Guayaquil a la que fue trasladado, de acuerdo al servicio penitenciario. La información oficial, que tardó horas en llegar, contradijo la versión de medios ecuatorianos y allegados al exvicepresidente que habían denunciado la posibilidad de un intento de suicidio por una sobredosis de medicamentos.

Lo que se sabe hasta el momento es que Glas permanecerá en estado de observación y volverá a la prisión luego de ser evaluado en el hospital Naval de Guayaquil, según el Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI), la unidad penitenciaria del Estado. La fuente relató que en la mañana del lunes Glas no atendió el llamado para el conteo de detenidos en la cárcel de máxima seguridad La Roca.

Los protocolos de atención de salud se activaron cuando se determinó que Glas había sufrido una descompensación por su “negativa a consumir los alimentos” provistos en las últimas 24 horas. Paramédicos del ministerio de Salud trasladaron al ex vicepresidente al Hospital Naval de Guayaquil donde fue internado, aunque al momento su estado es “estable y permanecerá en observación durante las próximas horas, previo retorno” a La Roca, agregó la fuente.

¿Intento de suicidio?

Más temprano varios medios de comunicación advirtieron que Glas habría intentado suicidarse con una sobredosis de medicamentos y que había sido trasladado al Hospital Militar de Guayaquil. El medio digital Primicias incluso informó que Glas habría sido declarado en coma médico, según un parte policial sobre las causas del quebranto por la “ingesta de medicamentos ansiolíticos, antidepresivos y sedantes”.

Una de las versiones publicada por el diario El Universo cita fuentes del Hospital Militar que sostienen que Glas recibió en el centro sanitario “primeros auxilios”. “Fue rápido y de aquí salió”, señalaron trabajadores del hospital. Las autoridades penitenciarias tardaron en entregar la versión oficial, pese a la insistencia de la prensa. El expresidente ecuatoriano Rafael Correa, que reside en Bélgica, advirtió sobre el supuesto traslado de Glas a un hospital en su cuenta de la red X: “Era lo que temía. Los canallas saltarán de alegría. ¡Fuerza, Jorge!”.

La abogada del exvicepresidente ecuatoriano, Sonia Vera, dijo que su defendido fue secuestrado en el asalto armado a la embajada de México en Quito, pero aún se beneficia de la condición de asilado. Como Glas todavía “tiene el estatus de asilado político del gobierno mexicano, pedimos que sea devuelto a la embajada mexicana más próxima de Ecuador”, advirtió Vera en una entrevista con la agencia de noticias AFP.

“Él está en grave riesgo, en un riesgo inminente, en manos del Estado. Esto es un secuestro y creo que en cualquier momento lo pueden matar”, advirtió Vera, quien agregó antes de que se diera a conocer el traslado de Glas a un hospital:”Esto va más allá de que si te cae bien o mal Jorge Glas, o si eres de derecha o de izquierda. Lo que hizo el Estado ecuatoriano es una brutal agresión a los principios básicos del derecho internacional“.

Vinicio Tapia, otro de los abogados del exvicepresidente, denunció que se le impide hablar con su cliente. “No conocemos más de 60 horas (sobre su estado), no conocemos de él desde el momento que fue secuestrado en la embajada mexicana” el viernes, cuando la policía irrumpió en la sede diplomática, señaló Tapia, quien instó a las autoridades a garantizar la integridad física y el acceso a la atención médica adecuada para su cliente, quien, según él, fue golpeado durante su detención.

Noboa se defiende

Para la canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, México incumplió primero la Convención de Viena y la de asilo, y no dio respuestas concretas al país andino sobre sus peticiones respecto a Glas. “Como canal diplomático hicimos llegar toda la documentación que demostraba, a través de la Corte de Justicia, cuál era la situación del entonces huésped, llamaban, y después solicitante de asilo para que no se proceda porque no correspondía esa medida”, defendió Sommerfeld, indicando que México no dio una respuesta positiva y solo mencionaba que estaban analizando el caso.

El presidente de Ecuador, Daniel Noboaaceptó este lunes la existencia de una “situación compleja y sin precedentes” tras la irrupción policial ordenada por su gobierno a la Embajada de México en Quito. Noboa aseguró que tuvo que tomar “decisiones excepcionales para proteger la seguridad nacional, el Estado de derecho y la dignidad de un pueblo que rechaza cualquier tipo de impunidad a criminales, delincuentes o narcoterroristas”. 

En una carta que publicó en sus redes sociales, el presidente de Ecuador dijo estar “dispuesto a resolver cualquier diferencia” con México, pero reiteró que “la justicia no se negocia”. “Los últimos días han requerido fuerza y decisión”, señaló el mandatario al afirmar que su obligación era “cumplir con los dictámenes de la justicia”, por lo que no podía permitir que “se asile a delincuentes sentenciados, involucrados en crímenes muy graves”. 

La bancada de la Revolución Ciudadana en el Congreso ingresó pedidos de juicio político en contra de la ministra del Gobierno e Interior, Mónica Palencia, y la canciller, Gabriela Sommerfeld. El pedido contra Palencia fue presentado por el asambleísta Leonardo Berrezueta, quien dijo: “La policía de una manera absolutamente abusiva ingresó a la embajada mexicana violando todo principio de derecho internacional. Eso no es justificable y hay responsabilidades políticas”.

Luego de la ruptura de nexos diplomáticos ordenada por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, los colaboradores de la embajada mexicana retornaron el domingo a su nación. México cerró indefinidamente sus oficinas diplomáticas en Ecuador, mientras que Quito retiró a sus funcionarios de la embajada en Ciudad de México. El asalto a la embajada, sin antecedentes recientes en el mundo, fue condenado por una treintena de países, entre ellos Estados Unidos, y siete organismos mundiales y regionales como Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos.