Milei se reencontró con Macri, celebró el ajuste y denunció un plan de “desestabilización”


La cena de gala organizada por la Fundación Libertad volvió a reunir en público a Javier Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Fue la primera vez que se los vio juntos desde el triunfo electoral que llevó al libertario a la Casa Rosada. La cita, sin embargo, no fue la esperada. El Presidente evitó compartir el mitin con sus socios y recién apareció sobre el final para brindar su discurso. Desde el atril y más histriónico que de costumbre, celebró el brutal ajuste fiscal, denunció que la oposición lo quiere “desestabilizar”, se burló de Axel Kicillof y Carlos Melconian, y volvió a cargar contra los diputados y senadores. “Tiren la ley de Bases, hagan lo que quieran”, los desafío. Macri, por su parte, se dio un frío abrazo con la ministra de Seguridad y elogió el rumbo económico del Gobierno. “Nuestro querido Presidente está en una batalla épica por recuperar las libertades”, sostuvo. 

Los comensales empezaron a llegar al Goldencenter en Parque Norte pasadas las 19. En la mesa principal del evento, donde además de Macri y Bullrich estaban ubicados el mandatario uruguayo, Luis Lacalle Pou, y el expresidente español José María Aznar, entre otros, había dos sillas vacías: las de Milei y su hermana Karina. El Presidente se guardó hasta el último minuto, las 21.35, para hacer una entrada estelar: pidió, nuevamente, que le atenúen las luces y arrancó con su clásico “Hola a todos”, emulando al cantante de La Renga.

La intervención de Milei fue extensa, duró 55 minutos y se centró principalmente en destacar la reducción del déficit fiscal. “Lo que era imposible, lo alcanzamos el primer mes”, festejó el jefe de Estado. Eufórico, contó que “hojearon los números con Toto (Caputo)”, que se puso “bullish” y que lamentó el esfuerzo que está haciendo el “pobre” ministro del Interior, Guillermo Francos, para que se apruebe la ley ómnibus en el Congreso. “Le dije ‘tiren la Ley Bases, tiren todo que vamos a lograr todo esto a pesar de la política'”, remató. Desde una de las mesas, lo escuchaba el gobernador santafesino Maximiliano Pullaro.

El jefe de Estado, además, cuestionó a los economistas que hablan de atraso cambiario y, sin nombrarlo, se burló de Carlos Melconian, quien también estaba como espectador a tan solo unos metros de distancia. “La manga de pifiadores dijeron ‘es muy poquito de motosierra y mucho de licuadora’. Pregunten qué pasó con las transferencias discrecionales y los intermediarios. La mayor parte del ajuste es motosierra”, agregó y planteó que “a veces la licuadora si se vuelve permanente es motosierra”.

A la larga lista de agredido sumó a Kicillof. El Presidente apuntó contra el gobernador bonaerense por haber dicho que eran exagerados los pronósticos que utilizaba el gobierno nacional para argumentar que se evitó una hiperinflación. “Ese chico, que está en la provincia, el soviético, dice que es una exageración. Ni siquiera sabe el cálculo de cómo es la inflación, que es exponencial”, le recriminó.

De cara al futuro, Milei auguró que la caída del riesgo país “predice que para adelante la economía rebota” y aseguró que por esa razón la oposición “está nerviosa” y utiliza “causas nobles –la marcha universitaria– para tratar de desestabilizar al Gobierno”. “Saben que van a perder y no vuelven más”, sentenció envalentonado.

En la tribuna lo escuchaban empresarios, economistas y buena parte del Gabinete. Por la alfombra roja se los vio desfilar a Luis Caputo (Economía), Diana Mondino (Cancillería), Guillermo Francos (Interior), Luis Petri (Defensa) y al asesor presidencial Federico Sturzenegger. También al vocero Manuel Adorni, quien fue captado por la transmisión con los ojos cerrados durante el discurso presidencial.

Más allá de las palabras del Presidente, gran parte de la atención estuvo centrada en la interacción entre los socios del pacto de Acassuso. Macri y Bullrich, que no se veían desde hacía tiempo, tuvieron un frío saludo y se sentaron a varias sillas de distancia. Milei ni siquiera pasó por la mesa número cinco, que era la principal. Solamente se acercó a saludar cuando finalizó su discurso. Se dio un breve abrazo con el expresidente y tuvo después un saludo más efusivo con su ministra. “Genia, Patricia”, le había lanzado desde el escenario.

Minutos antes, Macri había tomado la palabra y elogiado a Milei. “Nuestro querido Presidente está dando una batalla épica por recuperar libertades. Que nos libere de este peso que significa un Estado asfixiante, ahogante y sus regulaciones, que ha impedido que los argentinos podamos crecer”, expresó y le pidió que “nos lidere hacia una Argentina donde cada uno de sus habitantes pueda elegir”.

Se sabe que detrás de los elogios, las palmadas y los saludos protocolares existe desconfianza, enojo y tensiones latentes. Milei entiende que el fundador de Cambiemos busca forzar un cogobierno y está en alerta desde el día en que se enteró de los encuentros secretos con la vicepresidenta Victoria Villarruel. La ministra de Seguridad aún conserva el rencor porque Macri jugó a dos puntas en las elecciones presidenciales: impulsó su candidatura, al tiempo que tejía redes con Milei. Además, el mes pasado fue desplazada de la conducción del PRO, aunque está dispuesta seguir pulseando con el exmandatario en la interna partidaria. Toda una serie de rencillas que anoche quisieron esconder, pero que siguen estando presentes.